Volver

Dicen que es duro lo de volver de las vacaciones y ponerse a trabajar. Los que tenemos la suerte de currar en lo que nos gusta lo tenemos más fácil, sin depresiones ni nada por el estilo. Lo único que es difícil es cambiar los hábitos adquiridos durante un mes en el que, salvo algunos días, el reloj era un mero objeto decorativo. El cuerpo te sigue pidiendo marcha aunque anochezca antes y a ver cómo coño se la niegas si resulta que la misma semana en la que vuelves a trabajar empiezan las fiestas del pueblo (perdón, ciudad, que luego se me mosquea el personal).

Así estoy, que llevo tres días trabajando sin saber muy bien si es lunes o viernes y con dos festivos por el morro la semana que viene. Calculo que a finales de septiembre volveré a ser capaz de quedarme en casa después de cenar y tal vez hasta sea capaz de escribir en el blog regularmente. Mientras tanto, puede pasar de todo. Lo único seguro es que el domingo iré a ver a Rosendo y Barricada, si todavía soy persona.