Después de las típicas gracietas en estos casos, con un par de chistes de Pablo y un par de chorradas de Anabel, procedieron a explicar de qué va la película. En tres palabras: lo de siempre. En largo: una película que hará reír al espectador, que se verá reflejado en los personajes, auténticas colecciones de tópicos españolazos. Una sucesión de situaciones que a cualquiera pueden ocurrirle en la vida real y, por lo tanto, capaces de hacernos disfrutar durante el rato que dure
Es decir, el cine español una vez más apostando por mostrarnos lo que podemos ver en la calle y con actores de la escuela de Antonio Resines (esto es, que siempre hacen de sí mismos pero con distinta ropa para que se vea que es otro personaje. Jesús Bonilla es alumno aventajado). ¿Para qué vamos a exprimirnos la cabeza para escribir una historia original, si podemos asomarnos a la ventana? ¿Quién quiere aburridas películas sobre dragones, caballeros medievales, jefes de la mafia o arqueólogos aventureros pudiendo filmar un atasco en la M-30? (coño, mira, me he acordado del título: Atasco en la nacional).
Y todavía tienen los huevos de quejarse porque el cine español lo ven cuatro gatos. Diez días de fiesta deberían hacer cada vez que alguien les compra una entrada. Aunque ahora que lo pienso, igual ya lo hacen y por eso les salen semejantes truños.
2 comentarios:
No te quejes. Al menos no estaba situada en plena Guerra Civil.
Ése es el plan B, cuando en la calle no pasa nada.
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