ONO, servicio de no atención al cliente, ¿dígame?

Llevo unos días en los que la conexión a Internet no va lenta sino que se arrastra, así que decidí probar suerte en el número de atención al cliente de mi proveedor: ONO (¡oh, no! para los amigos). Como no podía ser de otra manera, me atiende una máquina: "pulse 1 si se le ha averiado el teléfono, 2 si es la televisión o 3 si es un problema de la conexión a Internet". Pulso el 3 y empieza la fiesta.

Sale otra grabación, muy educada, diciendo que hay "una incidencia" en mi zona y están trabajando en ello; en un rato estará solucionado. Pero la grabación continúa y me dice que pruebe a reiniciar el módem y el ordenador. ¿No habíamos quedado que era una incidencia de zona? Ni caso, me trago todo el rollo hasta que me da la opción de contarle mis penas a un teleoperador humano -que tarda menos de medio minuto en ponerse, para sorpresa de mi cronómetro-.

Con voz aburrida me pregunta mis datos (¿cómo coño sabría la máquina de antes que había una incidencia en mi zona si no sabe quién soy y desde dónde llamo?) y me confirma que, efectivamente, la cosa está muy malita en Ponferrada pero ya están dándole duro para arreglarlo. No lo puedo evitar y le pregunto desde cuándo está abierta la incidencia, aunque me sé la respuesta de antemano: desde hoy. "Es que llevo una semana arrastrándome por la WWW, caballero" le digo con mi tono más triste, intentando dar penilla. "Yo no puedo hacer nada, es cosa de los técnicos", me responde el chaval, no sin razón.

Así que me despido dejando constancia de que quiero que me devuelvan el dinero de una llamada a un 902 que se supone que es un servicio de atención al cliente pero que no dice nada que no sepa ya el que llama y con la conexión igual de arrastrada que cuando llamé. A ver cuándo tienen la incidencia en el servicio de facturación, que ahí sí que no perdonan los malditos.