19.6.08

Aerotonterías

Ya escribí alguna vez lo estúpidos e inútiles que me parecen los controles de seguridad de los aeropuertos, llevados al extremo gracias al "amigo americano" y su paranoia terrorista tras el 11-S, pero hace unos días tuve la oportunidad de comprobarlo en mis propias carnes (bueno, no tanto) y sentir esa mezcla de impotencia y superioridad intelectual sobre el controlador de turno. Me explico.

Pasando la maleta por la cinta del aeropuerto de Alicante, la amable señorita que la atendía me pidió que le mostrara "un spray" que había dentro. Diligentemente, abrí la maleta, saqué mi desodorante y ya no lo volví a ver, porque la señorita, amablemente, me indicó que superaba el tamaño máximo permitido. Como no eran horas de montar jaleo y tampoco tenía ganas de discutir después del 2-0 que nos había metido el Alicante CF, dejé allí el desodorante, que supongo estará aprovechando el novio o el marido de la susodicha, y me fui a esperar a que saliera el avión.

Dicha espera, así como el viaje, la hice con el cortauñas y la maquinilla de afeitar que acompañaban al ya famoso desodorante en la maleta. También tenía la cámara de Localia y su correspondiente trípode, que por lo visto no es tan peligroso en el interior de un avión como un bote de spray mayor de 75 mililitros. Sí, uno de esos que se pueden conseguir en el "duty-free" que está justo enfrente del arco de seguridad...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y tanto. Cuidado con los trípodes que los carga el diablo. Ah otra cosa.. y si enciendes el pedazo camara que llevas en el avión.-- se cae. :)

El Impenitente dijo...

Más sobre controles. El domingo pasado, en el aeropuerto de Ginebra, nos obligaron hasta a descalzarnos. Además, como llevábamos una botella pequeña de agua, nos hicieron probarla en presencia de la policía para descartar que fuese otra cosa.

Por cierto. Minuto 82. Alemania 3-1.