Cuando alguien tiene una idea y gana dinero con ella es inevitable que salgan imitadores por todas partes intentando repetir el éxito con productos de menor calidad vendidos como réplica de los originales. Lo hacen los chinos, los programadores de Antena 3 y hasta los escritores.
No sé cuánta gente se habrá enriquecido gracias a un libro mediocre como El código Da Vinci (digo mediocre porque no pasa de ser el típico bestseller tipo Tom Clancy y similares), pero a fe mía que han de ser legión. Y no me refiero a los editores, representantes y toda la troupe de la película, sino a los imitadores de los que hablaba al principio. Basta echar una ojeada en cualquier librería para encontrarse con unos cuantos libros que "interpretan" la obra de Dan Brown. Como si hiciera falta. Lo bueno es que no se cortan un pelo y tenemos desde los más sobrios como La verdad tras El código Da Vinci (subtitulado como La respuesta clave a los 60 enigmas clave o Dónde habré dejado el diccionario de sinónimos) hasta los que predicen el futuro como Los secretos de la continuación del código Da Vinci y los que directamente no ocultan que van a trincar: El hombre que escribió El código Da Vinci (al parecer, una biografía no autorizada de Dan Brown, por fin podremos saber por qué no dejó de escribir después de su primer libro, ése que nadie conoció hasta que el segundo tuvo éxito).
Luego están los "originales", los que cambian un par de cosillas para que nadie diga que han copiado, aunque no sea más que en el título. Aquí ya nos encontramos todo tipo de perlas sólo con buscar "clave" o "enigma" en cualquier página de libros: El enigma Vivaldi, La clave Babel, El enigma de Montserrat o La clave Gaudí son sólo algunos de los ejemplos más hilarantes de cómo subirse al carro y poner cara de "yo ya estaba aquí cuando arrancó" cuando te miran de reojo. También mola comparar los resúmenes de cada libro, da la sensación de que están escritos a base de juntar aleatoriamente expresiones como "trama vibrante", "secreto milenario" o "sociedad secreta" y, en algunos casos, hasta son intercambiables. Con las portadas pasa algo similar: una cúpula borrosa sirve lo mismo para Gaudí que para Calatrava.
Y pensar que hace un año nos reíamos con el generador de novelas de Dan Brown y resulta que servía para algo...
4 comentarios:
El enigma Vivaldi. Qué bueno.
Por disculpar a los escritores... No sé, quizá títulos tan cantosos como ese son responsabilidad del editor y no del que lo escribió. Es que es TAN cantoso.
Sí, puede ser. No descartaría incluso que todo el libro fuera cosa del editor en plan "hazme algo como lo de Da Vinci pero con... Mmm... ¿Mozart?. No, no, demasiado obvio, mejor... Vivaldi. Sí, eso. Para el mes que viene".
El pobre Galileo debe de estar removiéndose en la tumba. Él podría dar mucho juego y todos estos oportunistas parecen no haberse enterado. Resucitemos a Galileo. Galileo y el cambio climático. Galileo y la llegada del AVE a Barcelona. Galileo como precursor de Agüero y Forlán. Galileo y el cese de Quique. Están desaprovechando un verdadero filón.
No todos los escritores pueden escribir como García Márquez, ni a todo el mundo le puede gustar "cien años de soledad"...hay que darle al consumidor lo que pide: da igual que sea bueno o una mierda, la gente quiere es pasar un rato entretenido...y si por lo menos se lee, pues ya es algo. Interesante reflexión que ya se me ha pasado por la cabeza al ver escaparates como el de la Librería Arriba y Blanco
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