Cuando el Atleti bajó a Segunda hace unos años, nos vendieron el cuento como "un añito en el infierno y otra vez a Primera". Por supuesto, los demonios que pueblan la Segunda División se encargaron de que la fanfarronada les saliera cara y, en vez de uno, fueron dos años. Además, de infierno poco, que así pudieron celebrar algo cuando ascendieron.
Puyas aparte, quien sí se ha pasado un único año en el infierno de la Segunda ha sido la Ponferradina. Menos de un año después de conseguir el ascenso en Alicante, la Deportiva perdía la categoría en Castalia, aunque ya venía perdiéndola poco a poco desde bastante antes: ganar el primer partido fuera de casa en la jornada 36 es bastante significativo de que al equipo le faltaba algo para aspirar a mantenerse, aunque muchos se hayan refugiado en las pifias arbitrales para justificar un descenso que, en cualquier caso, era probable desde el principio.
Sin embargo, que nos quiten lo bailao, el descenso no ha traumatizado a nadie. Ha dolido, claro, pero hemos aprendido a vivir el fútbol como una fiesta y no como una cosa seria. Le pese a quien le pese, el fútbol ha puesto a Ponferrada en el mapa y cuando hablaban de la ciudad en las noticias era para poner los goles y no para dar cuenta de alcaldes acosadores o etilismo adolescente. Como contrapartida, la gente le ha echado un par de huevos y en todos los estadios de Segunda ha habido camisetas blanquiazules (400 en Vitoria con el equipo descendido), además de los 8000 cada quince días en El Toralín.
La experiencia ha sido bonita, aunque corta, por eso ahora hay más ganas que nunca de volver a Segunda. Hasta el año pasado era casi una utopía, el deseo que se pide a una estrella. Ahora hemos probado el caramelo y queremos la bolsa entera. Al fin y al cabo, como cantaba AC/DC, el infierno no está tan mal, así que el año que viene intentaremos volver.
3 comentarios:
Cuando bajamos a segunda, el Frente Atlético cantaba: Estamos en segunda para descansar. Santi Denia, en Albacete, comentaba a conocidos de conocidos míos que apenas entrenaban, que el entrenador (creo que Fernando Castro) les decía: con la calidad que tenéis subís con la gorra. El primer partido, en el campo del Levante, 4-1. Tres entrenadores. Y, aún así, casi subimos. Nos jodió Rafa Benítez con su Tenerife. Cómo cambian las cosas. Quién le iba a decir a Benítez cómo iba a ser su vida seis años después.
Pues por tu puñetera culpa me he pasado todo el año sufriendo por y con vosotros. No es que me hayan salido canas, pero sí que estaba pendiente. Y si la segunda es un infierno, la segunda b es un agujero sin fondo.
Pero tienes razón. Que os quiten lo bailao.
La Segunda B es un pozo muy negro. Más cuando pasas de jugar en La Rosaleda, Carranza y Mendizorroza a hacerlo en Lemona o Guijuelo.
Lamento haberte hecho sufrir, pero ya estás acostumbrado, al menos en el fútbol.
Ánimo que no hay mal que cien años dure. La Segunda es una división muy complicada y dura pero muy divertida, yo me hice socio del Depor justo después de salvarnos de bajar a Segunda B en el 88. Y mira luego lo que me tocó disfrutar.
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